Asilo Diplomático a Evo

El asilo es una institución de derecho internacional reconocida por el Estado mexicano. Sin embargo, en los pronunciamientos del Secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, se hicieron evidentes amplias imprecisiones, entre ellas: la calificación sobre la urgencia y las razones humanitarias; las distinciones entre asilo y protección internacional; la distinción entre distintos tipos de asilo; la vaguedad sobre la obtención de salvoconductos e, incluso, la presunción de criterios objetivos para determinar la presencia de un golpe de Estado.

No obstante, desde el punto de vista de política exterior, es necesario evaluar qué objetivos posibles existen y qué se logra con esta medida.

Primero, los objetivos de la política exterior. En un contexto de fragmentación y cambios políticos en la región, la administración de Morena tiene intereses por avanzar . ¿Cuáles podrían ser esos intereses? Si la diplomacia es, como se ha referido, una suma de victorias parciales y lentas, hoy no pueden dejar pasar la posibilidad de alinear y ocupar un espacio de liderazgo en la región. Vean el tablero: el cambio con Fernández, el debilitamiento de Piñera, la caída de Bolssonaro, algunos resultados recientes al interior de Colombia, la supervivencia del régimen de Maduro. Es sentar una plataforma: interferir para proteger al aliado y voltear la cara con el ajeno. ¿Para qué servirá? Es algo que debe seguirse y evaluarse.

Segundo, el avance de la figura del asilo político. Si para los mexicanos la institución de asilo y protección internacional es una institución fundamental para la consecución de los objetivos de nuestra política exterior, debemos de preguntarnos si el dar asilo a Evo Morales avanza o perjudica la protección de personas a nivel doméstico, regional e internacional. Cuando una persona llega de Centroamérica, huyendo de la violencia y existe temor fundado sobre su integridad, otorgar el asilo a Evo, ¿avanza la defensa de la protección a dichas personas o hace evidente un uso político de la institución? Si apelamos a ser un estandarte como país de acogida, seámoslo sin regateos: para Evo, Leopoldo López y los miles de centroamericanos que buscan de nuestra protección.

Tercero, la consistencia de los valores expuestos en el plano internacional e interno.Al momento de anunciar la posición del Estado mexicano, Marcelo Ebrard mencionó la defensa de las instituciones democráticas. Con este mensaje, son varios sus posicionamientos que quedan en una suerte de excepcionalismo mexicano: promover un valor en el exterior que no se tutela en el interior. Hoy, asumiendo un interés genuino, defendemos el voto en Bolivia, pero permiten la presentación de iniciativas o nominaciones que debilitan la independencia de los poderes o las vitalidad de los órganos autónomos.

El asilo es una noble institución reconocida en la práctica estatal, pero no debemos mezclarlo cn la ingenuidad política. El otorgar asilo es una facultad discrecional y, más allá de la tutels de los derechos humanos, responde a una lectura del tablero. ¿Esa lectura nos muestra que México camina por la defensa de la democracia, los derechos humanos y el desarrollo regional? Eso debe estar en duda.

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