Después de que se conocieran los detalles de las acusaciones del Fiscal Especial, Robert Mueller III, vale la pena destacar algunos puntos y colocar en contexto lo hechos.
Robert Mueller, ex director del FBI (por 12 años), es el Fiscal Especial en este caso. Fue nombrado después de la comparecencia del ex director del FBI, James Comey, en la que confirmó a legisladores la existencia de una investigación sobre los vínculos de la campaña de Donald Trump y personas vinculadas al gobierno ruso. A las semanas, despiden a Comey y el Fiscal General, Jeff Sessions, se excusa de conocer el caso, por haber omitido informar sobre comunicaciones con funcionarios rusos en los periodos que comprende la investigación.
Vale la pena recordar que, acorde a los hechos que públicamente ha manifestado James Comey, Trump intentó influenciarlo en lo que corresponde a las investigaciones, particularmente en el caso de su ex asesor de seguridad nacional, Mike Flynn.
Con estos antecedentes, conocimos en el verano que la investigación se centraba preliminarmente en Manafort. Se cateó su domicilio y su pasado lo hacen el primer objetivo: un empleado de perfiles afines a Putin era el coordinador cuando se dan los acercamientos.
El viernes de la semana pasada se hizo público que el equipo de Mueller había enviado la primera ronda de acciones penales. Ayer por la mañana, conocimos quiénes y el contenido de las mismas. En suma, son tres personas y dos las acciones: por un lado, Paul Manafort y Rick Gates y, por otro lado, Papadopoulos.
En el primer “lote” se encuentra el ex coordinador de campaña de Donald Trump y un asesor de política exterior. De las doce acusaciones que se les realizan, en sentido estricto, ninguna tiene que ver con la campaña. Manafort lavó 18 mdd de 75 que recibió de entidades extranjeras y lo “cacharon” en excentricidades. (Más de alguno de ustedes vio el documental de Roger Stone y puede entender los “aires de grandeza” de ese equipo formado en la era Nixon.)
En el caso de Papadopoulos, se le acusa de haberle mentido al FBI en una declaración sobre vínculos con perfiles cercanos al gobierno ruso y haber buscado que dieran información dañina en contra de Hillary Clinton.
Parece, por un momento, que la defensa de la Casa Blanca tendría sentido: no se habla de la campaña o de nexos con el gobierno ruso; la historia está en otro lado. Cualquier cosa, como dijo Sean Spicer hace algunos meses, fue realizada por “bajos perfiles” de la campaña en su capacidad individual.
WRONG! Cómo señalan Susan Hennessey y Ben Wittes en su análisis preliminar (https://lawfareblog.com/robert-muellers-show-strength-quick-and-dirty-analysis), es mostrar músculo y demostrar que construye un caso sólido. Veamos las cosas de otra forma: ¿es por dinero o por una mentira, misma que, por lo que se sabe, parecería similar a Flynn, Kushner y otros más? Dista de ello.
Mueller es un veterano, no daría un primer movimiento en falso o limitaría su scope en vano. En la etapa que se presume se dieron las principales comunicaciones con la campaña, Manafort era el coordinador y Papadopoulos coopera con completar las piezas del rompecabezas sobre los tiempos en los que se dieron las comunicaciones. Ahí está el quid de lo que ocurre el día de ayer. A diferencia de Jon Snow, Bob Mueller knows a thing or two.
Para referencia, vale la pena ver este video sobre una declaración de Donald Trump en esas fechas:https://www.youtube.com/watch?v=mQb2S4DIcNc&feature=youtu.be
https://www.youtube.com/watch?v=mQb2S4DIcNc&feature=youtu.be